Washington D.C. — Faltan poco más de dos semanas para las elecciones en Estados Unidos, que se perfilan como los comicios más ajustados en su historia moderna, con dos candidatos diametralmente opuestos: Kamala Harris, una progresista que ha evolucionado hacia el centro y que aspiraba a ser vicepresidenta de Joe Biden, y Donald Trump, un populista conservador con múltiples casos judiciales pendientes. Sus propuestas y visiones no pueden ser más diferentes, también en cómo ven el mundo y el papel que debe desempeñar Estados Unidos en él.
Según un análisis de FGS Global, difundido por Axios, estos son los posibles cambios bajo una administración de Harris o Trump.
Si gana Kamala
Harris seguiría el enfoque multilateral de Biden, reforzando el liderazgo estadounidense en objetivos climáticos y consolidando alianzas como la OTAN. Con control demócrata del Congreso, seguiría enviando ayuda militar a Ucrania para contrarrestar a Rusia, mejorando la posición de Kiev de cara a futuras negociaciones de paz, aunque con el riesgo de escalar hacia un conflicto nuclear.
En Oriente Medio, Harris reafirmaría su apoyo al derecho de Israel a defenderse, pero enfrentaría presiones de los sectores progresistas para condicionar la ayuda militar.
Con China, buscaría movilizar a los aliados para endurecer la postura por su expansionismo militar y comercial agresivo, y ante los temores de una posible invasión de Taiwán en 2027. Mantendría seguramente ciertos aranceles sobre productos chinos y sancionaría a los violadores de derechos humanos, a la vez que buscaría áreas de cooperación con Pekín como el cambio climático.
La migración seguiría siendo central en su política exterior, especialmente con América Latina. Harris apoyaría un proyecto de ley fronterizo bipartidista con restricciones al asilo, pero podría enfrentarse al ala más progresista de su partido, que buscaría reformas más amplias del sistema migratorio, incluyendo vías a la ciudadanía para los indocumentados traídos de niños al país.
Si gana Trump
Un Trump de vuelta a la Casa Blanca, rodeado ahora por leales a su movimiento “America First” llevaría la política exterior hacia umbrales impredecibles. Es probable que se alejara aún más de las instituciones internacionales, optando por acuerdos bilaterales que beneficien exclusivamente a Estados Unidos, tensando así las relaciones con algunos aliados clave.
Con China, adoptaría una postura confrontativa con aranceles y sanciones. Las tensiones podrían escalar mientras los republicanos impulsarían un “desacoplamiento” económico con Pekín, afectando el comercio global. Además, Trump cortaría la financiación a Ucrania, presionando a los países de la OTAN para aumentar su gasto militar, como ya hizo en su primer mandato.
También reinstauraría la campaña de sanciones de “máxima presión” contra Irán y daría luz verde a Israel para “terminar el trabajo” contra Hamas y Hezbolá, alentando una campaña militar que ha provocado el rechazo y la protesta de millones en el mundo.
En resumen, Harris profundizaría las relaciones con aliados tradicionales, continuando las políticas de Joe Biden, mientras que Trump trataría de remodelar el orden internacional liberal, reforzando las fronteras y desafiando las prioridades “globalistas” como la lucha contra el cambio climático.
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