
Fuente: NYTimes
Washington, DC. – Eslovaquia celebra estos días la llegada del cristianismo a las tierras que hoy conforman el país. Hace 1.150 años que los primeros cristianos evangelizaron a sus habitantes dejando desde entonces una profunda impronta que se ha perpetuado en su historia siendo ya parte indeleble de su cultura. Tanta importancia tiene esta efeméride para los eslovacos que el Banco Central del país ha decidido recordarlo acuñando euros con la imagen de los dos monjes bizantinos –Cirilo y Metodio– que mejor simbolizan esa cristianización. Pero a la Comisión Europea no le ha gustado la idea de ver halos y cruces en la moneda común europea.
En Europa hay desde hace años una creciente tendencia a marginar cualquier símbolo religioso de la vida pública, en especial los símbolos cristianos. Este secularismo militante trabaja activamente para construir una identidad europea alejada de su historia porque olvida la importancia del humanismo cristiano en la identidad común.
La religión no se impone, y el respeto a la diversidad es algo incuestionable. Pero la defensa de la neutralidad religiosa no puede significar marginar la religión ni condenarla a la esfera estrictamente privada, porque además de esconder parte de nuestra identidad cultural, condena a las futuras generaciones a ignorar su historia y a perder su identidad.
Artículo publicado el 23/06/13 en Diari de Tarragona