Una bochornosa anomalía

imagesWashington, DC. – Se cumplen 40 años del golpe de estado que acabó con la democracia en Chile en 1973; 40 años del comienzo de la dictadura de Augusto Pinochet, un caudillo que no pocos han comparado con Franco. Ambos llegaron al poder por las armas con la excusa de devolver al país el orden necesario.
Las atrocidades de Pinochet —a diferencia de las de Franco— han sido mejor documentadas, probablemente porque son más recientes y porque los opositores que lograron sobrevivirle las han podido narrar con más detalle.
1378356025_053445_1378358306_noticia_normalSegún datos oficiales estimados, entre 1973 y 1990 en Chile fueron asesinadas más de 3.000 personas a manos de las fuerzas del régimen o desaparecieron, y otras 27.000 fueron torturadas. Ahora el gobierno chileno ha revisado sus estimaciones para reconocer que, en general, más de 40.000 personas fueron asesinadas, encarceladas o torturadas por motivos políticos.
La Justicia chilena acaba de pedir perdón por su responsabilidad en «serias acciones y omisiones durante la dictadura militar», en palabras del Presidente del Tribunal Supremo de Chile, Ruben Ballesteros. En España han pasado 75 años del fin de la guerra civil y casi 38 de la muerte de Franco, y aún hay partidos, como el Partido Popular, que han sido incapaces de condenar sin paliativos el franquismo. ¿Cuántos años tienen que pasar para que España deje de ser una bochornosa anomalía?

Artículo publicado el 14/09/13 en Diari de Tarragona

Lecciones de Chile para Catalunya

elmercurioWashington, DC. – Acabo de ver ‘No’, la primera cinta chilena candidata al Oscar a la Mejor Película Extranjera del 2012. Está dirigida por Pablo Larraín y protagonizada por Gael García Bernal. El filme relata la campaña del No en el plebiscito de Chile de 1988, cuando gracias a la presión internacional, el dictador Augusto Pinochet se vio obligado a validar su continuidad en las urnas. La oposición venció con el 54% de los votos frente a la opción del Sí que obtuvo el 43%. Este triunfo implicó la convocatoria de elecciones democráticas que conducirían al fin de la dictadura.

Salvando las distancias entre aquella dictadura y la democracia de hoy en España, la película ofrece alguna similitud entre los que defendieron el No en el plebiscito y los que trabajan por la independencia de Catalunya. La oposición chilena, agrupada entonces en la Concertación, tuvo que lidiar con las diferencias internas de organizar una campaña agresiva que mostrara el agravio de la dictadura o recurrir a un mensaje positivo de futuro (ver trailer). Sus dirigentes sufrieron la guerra sucia de un Estado que controlaba la inteligencia y los resortes del poder –medios de comunicación, dinero y conexión con la élite del país–. Lo único que Pinochet no controló fue a la comunidad internacional y a los medios de comunicación extranjeros, y ambos fueron decisivos para la victoria de la democracia.

Catalunya debería aprender de la experiencia chilena.

Artículo publicado el 13/04/13 en Diari de Tarragona

Este artículo ha sido revisado para reflejar el siguiente cambio:
Fecha: 11 de abril 2013
A tenor de algunos comentarios, el texto ha sido modificado para dejar aún más clara la diferencia entre dictadura y democracia. Aún considerando esa distinción, el autor pretende destacar las similitudes de la labor que enfrentó la Concertación (en Chile) en 1988 y la Asamblea Nacional de Catalunya hoy.

Campaña publicitaria de la Concertación a favor del ‘No’ a la continuidad de Pinochet

Trailer de la película ‘No’