Cuenta atrás para 3N; Trump y Biden piden salir a votar en masa

Washington, DC. — Quedan 8 días para las elecciones en Estados Unidos, unas elecciones de impacto global. El presidente Donald Trump, que busca su reelección, votó el sábado por la mañana en West Palm Beach, Florida. «Voté por un tipo llamado Trump», dijo a la prensa de manera irónica antes de partir para un largo e intenso fin de semana en el que está intentando darle la vuelta a las encuestas adversas. Tuvo actos de campaña en varios estados clave para cualquier candidato que aspire a la Casa Blanca: Carolina del Norte, Ohio y Wisconsin.

Trump votó en West Palm Beach, cerca de su club privado Mar-a-Lago, después de que el año pasado decidiera cambiar su residencia de Nueva York a Florida. Según la agencia AP, varios cientos de partidarios con banderas y carteles se concentraron frente a la biblioteca donde votó para corear la consigna «cuatro años más».
Según la media de encuestas nacionales que calcula Real Clear Politics, a finales de septiembre la diferencia de ambos candidatos era de 6 puntos. Desde esa fecha, Trump tuvo un desempeño pobre en su gestión, tuvo un muy mal primer debate presidencial y se le diagnosticó COVID-19 —lo que le llevó a una hospitalización que evidenció sus contradicciones con sus reiterados intentos de minimizar la pandemia—. A mediados de octubre, esa diferencia aumentó a favor del demócrata hasta los más de 10 puntos porcentuales. Pero Trump regresó. Desde hace una semana ha vuelto a hacer campaña de manera intensa, y sus eventos siguen siendo concurridos. Eso le está favoreciendo y se ve también en las encuestas que vuelve a cerrar la diferencia entre ambos candidatos. Si bien Biden sigue por delante, hoy la brecha a favor del demócrata es de 8 puntos, y todavía queda más de una semana para que termine la votación.

Trump confía en su instinto, el mismo que le llevó a la victoria en 2016 y va a apretar el acelerador hasta el último día, pero este año electoral tiene elementos distintos.

En 2016, según los expertos, la elección se acabó decidiendo en los últimos diez días. Millones de estadounidenses decantaron su voto sobre los hechos y las informaciones que circularon justo antes de las elecciones. No había pandemia y la mayoría de estadounidenses votó el día de la elección. Este año, ya han votado por adelantado (presencialmente, porque muchos estados permiten hacerlo) o por correo más de 50 millones de personas. Esto es aproximadamente un tercio de los posibles votantes, y es ya más que todos los votantes que decidieron hacerlo antes de la jornada electoral del 2016. Es decir, que los que ya votaron, no van a poder cambiar el sentido de su voto.

El voto masivo voto por adelantado también revela un entusiasmo inusual para una elección presidencial. Sea por reelegir a Trump o porque están hartos de él, millones de ciudadanos con derecho a voto van a ejercer su derecho este año. Y ese voto masivo puede beneficiar un poco más a los demócratas, quienes siempre que han ganado las elecciones ha sido gracias a una gran participación electoral de los diversos grupos de votantes que necesitan movilizar (el voto demócrata es más diverso que el voto republicano).

Trump encara una recta final difícil, más difícil que la del 2016. Puede, sin duda, ganar, especialmente por el sistema de Colegio Electoral que rige en Estados Unidos, pero no puede cantar victoria. Como tampoco Biden.

En lo que coinciden hoy ambas campañas es en el llamado a la participación. Por eso Trump también quiso votar por adelantado el sábado; para dar ejemplo.

Biden aún no ha votado y probablemente lo hará en persona en Delaware el mismo 3 de noviembre ya que su estado no permite la votación anticipada con tanta antelación como Florida. Hasta entonces, como Trump, espera que la gente siga votando para que el resultado sea tan claro que una posible batalla judicial, como sucedió en el año 2000 de Bush contra Al Gore, no se vuelva a producir. Que los ciudadanos voten es una de las mejores maneras de evitarlo.