Disparar a matar en Estados Unidos

Washington, DC. — Un nuevo incidente le echa más gasolina al fuego de las protestas por la violencia policial en Estados Unidos. El viernes pasado, un agente de la policía de Atlanta disparó por la espalda a un hombre negro, desarmado, que huía de un intento de detención por parte de dos agentes que incluyó forcejeo. Como consecuencia de los hechos, el agente autor de los disparos fue despedido, el otro suspendido, y la jefa de policía de la ciudad renunció.
A pesar de las rápidas medidas adoptadas, los hechos provocaron una nueva oleada de protestas en Atlanta cuando ya habían remitido las accidentadas marchas que siguieron a la muerte de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis.

Cuando vi las imágenes me pregunté qué lleva a un policía a disparar con esa facilidad a un hombre que huye, y hay un hecho que no puede pasarnos por alto ahora que Estados Unidos se moviliza contra la violencia policial: el número de armas que hay en el país.

Según un estudio del Centro de Investigaciones Pew publicado en 2017, los estadounidenses poseen la mayor cantidad de armas por persona en el mundo: alrededor de cuatro de cada 10 dicen que tienen una pistola o viven en una casa con armas de fuego. Yemen, que tiene el segundo lugar en población con armas de fuego per cápita, está muy por detrás de Estados Unidos en términos de propiedad.

La policía estadounidense, sin duda, tienen que actuar buscando siempre proteger su vida, y esa actuación debe responder a un criterio de proporcionalidad, pero esto —que aplica para cualquier agente de policía del mundo— en Estados Unidos se convierte en disparar a matar con mucha más frecuencia que en el resto de países.

Cada año la policía estadounidense mata más de 1.000 personas; en Alemania —por ejemplo— a 10; y en España, nadie murió a manos de la policía en el último año disponible.

La propensión a usar el arma reglamentaria para matar a civiles por parte de agentes estadounidenses se debe leer también en el contexto de los millones de armas que hoy hay en manos de civiles en el país. En lugar de disparar primero para inmovilizar, y solo cuando es necesario, como pasa en otros países desarrollados, los agentes estadounidenses disparan a matar porque temen que les respondan con disparos.

Esa cantidad de armas, y el fácil acceso a las mismas, debería ser también parte del debate.