Washington, DC. – La política internacional no es el tema que más interesa al elector medio estadounidense. En la peor crisis económica desde la Gran Depresión, lo que de verdad preocupa a los ciudadanos que votarán el 6 de noviembre es la economía. Por eso el tercer y último debate el lunes entre Barack Obama y Mitt Romney levantó menos expectación que los dos encuentros anteriores. Lo que contaba era aparecer convincente para asumir el cargo de Commander-in-Chief, insistir en que vamos hacia el final de una década de guerras, y decir a los ciudadanos aquello de que «conmigo, usted y este país están más seguros» — todo para garantizar la recuperación económica.
El debate fue acalorado. Obama aprovechó que conocía mejor que Romney los temas de política internacional para combinar realismo y firmeza y poner en evidencia las incoherencias de su rival. El republicano estuvo calmado aunque incómodo e inseguro muchas veces, y no cometió errores porque no dijo nada. Sus asesores le dirán seguramente que su principal error fue coincidir demasiado con Obama y no ofrecer una alternativa, pero eso ya les va bien, más teniendo en cuenta que la política internacional no es su fuerte, como tampoco es el tema central de estas elecciones.
El debate fue pues una oportunidad que ambos quisieron aprovechar para actuar con argumentos que sonaran serios y contundentes, y convencer así al elector de que a ellos no les tiembla el pulso si han de decidir; de que están comprometidos a acabar con la sangría de vidas y gasto irracional en guerras poco claras; y de que garantizan el liderazgo de Estados Unidos en el mundo sin entrar en nuevos conflictos ni poner en riesgo la seguridad interior. No explicaron los cómos y siempre que pudieron derivaron la conversación de lo internacional a lo doméstico para hablar del verdadero eje de esta campaña electoral: la recuperación económica. Por eso, muchos de los argumentos del debate sonaron a excusa.
Desde luego el articulo está muy bien pero a mí como a muchos españoles me importa poco la campaña americana tanto como a ellos les importa Europa o España , que en la mayoría de los casos no saben ni donde está.