Washington DC. – Escribí hace unos meses sobre la intención que tenía un grupo de amigos de Washington de fundar una peña del Real Madrid en la capital estadounidense. En aquel artículo, que titulé ‘El madridismo quiere una peña en Washington’, me mostré escéptico sobre el futuro de esa peña merengue por dos motivos: el primero, porque en mis conversaciones informales con los promotores había demasiadas comparaciones con la Penya Barcelonista de Washington DC (PBWDC), una exitosa iniciativa que con menos de tres años de vida tiene más de doscientos cincuenta socios y mil amigos; «a algunos madridistas», escribí entonces, «les motiva más anular al rival y su Penya que levantar en positivo la casa del Madrid». Y la segunda, porque soy consciente de la dedicación y las dificultades que plantea una empresa como esta y, siendo sincero, no creía que mis amigos blancos fueran muy conscientes de ello.

Tras el artículo —a la sazón uno de los más leídos de este blog—, Manu, quien lidera el proyecto, me retó a volver a escribir otro artículo si finalmente conseguían su objetivo. Ahora, aunque esa peña madridista no está constituida, me quiero avanzar para decir que estoy sorprendido. Sorprendido no sólo por el evidente avance de las gestiones que llevan entre manos que, como dije, no son pocas, sino porque tras citarnos a almorzar hoy al presidente de la Penya del Barça en DC, Raimon, y a quien les escribe, debo decir que me he llevado una grata impresión del encuentro, en el que tanto Manu como otro de los promotores, Michael, han mostrado una cara muy desconocida del madridismo que conozco.

Ha sido un almuerzo cordial, de colegas. Manu ha hecho muchas preguntas, la mayoría relacionadas con cómo la PBWDC soluciona sus problemas logísticos: sede, estatutos, abogados, gestión de socios, amigos, etcétera. Raimon, quien como presidente fundador conoce mejor esos pormenores, ha respondido paciente una a una todas las preguntas, dando ideas y sugerencias como si se tratara de un experimentado empresario que aconseja al emprendedor que comienza. Al final, solventadas las cuestiones técnicas, hemos hablado de filosofía del deporte, de pasión por el buen fútbol y de la mejor manera de promoverlo; y Michael, con un tono solemne, ha querido concluir explicitando lo obvio —pero que no por obvio abunda últimamente en el fútbol del Madrid—: «no buscamos la rivalidad, ni la provocación, ni crear polémica. No es esta nuestra motivación ni nuestro objetivo. Queremos montar una peña a favor del fútbol entendido de la manera más sana, más deportiva y menos politizada. Sabemos que pueden venir socios o amigos apasionados o radicales que no se comporten de la mejor manera, pero esos no son los que buscamos para nuestra peña», nos ha dicho Michael, no sin antes proponer algo que no esperaba ni de lejos: «nos gustaría incluso que pudiéramos ir juntas, las dos peñas, a favor de la labor social que hacéis, sea con la ONG DC Scores (con la que la PBWDC tiene relación) o en otros proyectos de desarrollo social».

No sé si estos amigos conseguirán algún día dar forma y vida a esa Peña madridista de Washington DC, de lo que estoy seguro es de que van en la buena dirección, no sólo porque logísticamente han avanzado desde mi primer artículo, sino —y aún más importante— porque lo que realmente les motiva no es «anular al rival y su Penya» sino promover el buen fútbol en su condición deportiva y extra deportiva. Sólo les aconsejaría que anotaran entre sus tareas pendientes compartir esa filosofía con algunos de los que hoy mandan en el Bernabeu.