> Washington, DC.- Han pasado más de 100 días desde que Barack Obama asumió la presidencia de los Estados Unidos. Han sido 100 días de huracán Obama. Tiene abiertos muchos frentes; seguramente es el presidente que, en un tiempo similar, ha tenido más carpetas sobre la mesa del despacho oval. Obama sabe que el cambio que ha prometido a los norteamericanos no se va a lograr de la noche a la mañana. Tiene en marcha retos difíciles: la cobertura sanitaria, la energía, la educación, una nueva diplomacia con amigos y enemigos, y, de todos ellos —el más importante a mi juicio—, el de recuperar el prestigio moral perdido del país. Por eso, una de sus primeras órdenes al llegar a la Casa Blanca fue suspender los conocidos como tribunales militares, y anunciar que cerraría la prisión de Guantánamo, una vergüenza jurídica que clama al cielo.
Tras esos 100 días de gobierno, Obama ha tenido ahora que dar marcha atrás. No ha conseguido del Congreso la partida necesaria para cerrar la prisión, ni el apoyo de próximos y extraños para recolocar a los aún allí 240 retenidos. “Le apoyaremos cuando nos presente un plan creíble”, ha dicho su compañero de partido, el demócrata David Obey.
El Gobierno no tiene ese plan y los congresistas no le dan un cheque en blanco a riesgo de acabar acogiendo a algún preso de Guantánamo en prisiones de los estados a los que representan y dónde ellos tienen que ser reelegidos el año que viene.
Obama sabe además que algunas de las pruebas que incriminan a esos detenidos han sido obtenidas mediante coacción o tortura, y ante cualquier tribunal serio, esas pruebas quedan anuladas, con las consecuencias que supone dejar en libertad a detenidos; implicados algunos en la organización de los atentados del 11-S.
Obama sabe que mantener su idealismo a toda costa es tarea difícil. Bush dijo en su momento que él quería cerrar la prisión, pero no encontraba una alternativa creíble, por lo que no hizo nada. Obama llegó y, sin un análisis previo, suspendió los juicios y dijo que cerraría Guantánamo, pero ahora descubre que es más complicado de lo que imaginaba.
Como dijo esta semana Pete Wehner, un miembro del equipo de Karl Rove en la Casa Blanca con George W. Bush, “de lo que aquí se trata es, precisamente, de que cuando eres presidente de los Estados Unidos, te das cuenta de que el mundo es un lugar muy complicado”.
>A mí no me hace falta ser presidente de Estados Unidos para darme cuenta de lo complicado que es el mundo. El que se da cuenta de eso cuando llega al cargo es que lo ha tenido todo muy fácil…Cuando puedes justificar debidamente tus acciones y demostrar que persistes en ellas nadie puede discutirte. Así que, de momento, me conformo con que lo esté intentando, ya lo logrará, si persiste…M.
>No creo que Obama se haya dado cuenta ahora. Afortunadamente, Obama está siendo práctico, como un Presidente debe ser.